sábado, 10 de noviembre de 2018

TUNÉAME LA CRIPTA

Un nombre, un concepto, una idea, nada claro ni fértil para lo que yo anhelo. Pero eso da igual, sólo debemos actuar antes que esperar cual adventistas, actuar por y para el conocimiento y las realidades que nos rodean. Invocaciones de lo innominado, el acto de drogar nuestros sentidos y pervertir nuestra alma para conseguir conectarnos con ese Horror Cósmico, la cúspide de las esferas de la Tiniebla Suprema.
Una bocanada de aire gélido hará posible estos actos interdimensionales, como ir a pasear entre tumbas olvidadas de civilizaciones prelemúricas. Pactos con entidades, ya no por el mero hecho de los pactos o las comunicaciones, sino por el poder de controlar o relacionarse al menos con lo astral, y saber ejercerlo, hasta quizás acabar sometida en una espiral de locura intransferible. Es esto uno de los caminos para unirse con el Todo. Esa fumada pornográfica a un nuevo opio, un opio mecánico y desconocido, una ketamina divina, una sustancia que es al fin y al cabo llave del conocimiento.
De ahí ciertos acercamientos entre lo elemental y los puro de la naturaleza, la eclosión es inminente si la sabiduría es deseada. Mis contactos con estas realidades así lo atestiguan, así como las entidades Arcturianas y mi hermana Norman La Garra de Thule.
Esta es nuestra Sacrílega Orden, nuestro Imperio, su mensaje, mi mensaje.

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