Días de sombra y depresión, de lluvia y frío avernales, todo lo necesario para estar encerrado en la cripta de mi ansiedad nerviosa y mi eterno desasosiego espiritual.
Me veo vigilado por las huestes de filósofos greco-judeizantes y cristianos afines, que imponen modelos morales, sociales, literarios, artísticos y políticos, alejándonos de la senda del guerrero misantrópico de nuestra naturaleza nata.
Destrucción pero no sumisión, sólo nos conoceremos más si acabamos destruyéndonos, de otra forma sólo nos quedaría la decadencia más absoluta y hegemónica, acostumbrándonos a nuestra inferioridad, a la banalidad de nuestro ser.
El mundo divino, el mundo de las ideas está en cada individuo, y cada uno es dueño y soberano de su esquizofrenia, de su pathos y su folklorismo absoluto.
O llegamos a ser dioses interestelares y controladores de la energía y la materia para acabar descubriendo la evidencia más absoluta de nuestra soledad, o nos aferramos a los primeros mundos, a lo básico y dimensionalmente sencillo.
Elementos complejos y realidades paralelas es lo que nos espera; controlar y seguir conduciéndonos por el no-tiempo y no-espacio hasta acabar completamente locos por la trepanación final del Supraconsciente racional.
Intentaremos alargar lo inevitable, pero nuestro telos mismo es el fin, de una u otra forma no existimos, ni existíamos ni existiremos; pero podemos escoger aquí y ahora el camino del Pálido Trono.
Me veo vigilado por las huestes de filósofos greco-judeizantes y cristianos afines, que imponen modelos morales, sociales, literarios, artísticos y políticos, alejándonos de la senda del guerrero misantrópico de nuestra naturaleza nata.
Destrucción pero no sumisión, sólo nos conoceremos más si acabamos destruyéndonos, de otra forma sólo nos quedaría la decadencia más absoluta y hegemónica, acostumbrándonos a nuestra inferioridad, a la banalidad de nuestro ser.
El mundo divino, el mundo de las ideas está en cada individuo, y cada uno es dueño y soberano de su esquizofrenia, de su pathos y su folklorismo absoluto.
O llegamos a ser dioses interestelares y controladores de la energía y la materia para acabar descubriendo la evidencia más absoluta de nuestra soledad, o nos aferramos a los primeros mundos, a lo básico y dimensionalmente sencillo.
Elementos complejos y realidades paralelas es lo que nos espera; controlar y seguir conduciéndonos por el no-tiempo y no-espacio hasta acabar completamente locos por la trepanación final del Supraconsciente racional.
Intentaremos alargar lo inevitable, pero nuestro telos mismo es el fin, de una u otra forma no existimos, ni existíamos ni existiremos; pero podemos escoger aquí y ahora el camino del Pálido Trono.
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