lunes, 1 de septiembre de 2014

HORROR POLARIS

Ya los antiguos pobladores de Thule, los esquimales y otros pueblos del Norte hablaban de los gigantes y antepasados que vivían en ciclópeas construcciones y en islas metálicas, los dioses de Leng y otras míticas ciudades más antiguas que el recuerdo de los dinosaurios y los insectos gigantes.
En los polos siempre se guardó el gran secreto de los antiguos dioses, de las criaturas más tenebrosas que dominaban este planeta cuando las condiciones naturales y meteorológicas eran muy distintas; en aquellas épocas las tierras del hielo eran la posesión de los grandes sacerdotes de los cultos prohibidos, se realizaban sacrificios atroces que superan las pesadillas e imaginaciones más sádicas humanas, se veneraba la sangre y la carne putrefacta, y los ídolos eran gigantescas estatuas que la mar y los hielos se tragaron.
Siempre hubo un secreto en los polos, un magnetismo especial, una entrada a los otros mundos subterráneos, donde siguen habitando los dioses espaciales, los andromedanos y atlantes, y donde la Magia más oscura y poderosa es la ciencia y religión.


 

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