Ese halo de misterio y siniestra oscuridad que siempre rodea mi existencia, ese eterno giro de los acontecimientos y estos viajes cada vez más frecuentes al mundo de los mortales me están destrozando.
Eros me ha atrapado, Venus me ha olvidado, Afrodita se ríe de mí.
Esa soledad, la molestia de los pensamientos de esos asesinos en serie desde la salida del útero, mis diatribas y mis autofelaciones hacen de mí un ser más solitario y profano para este mundo que no se acerca a la pureza de lo impuro y añejo de lo hablo e imagino.
Sólo pienso en destrozar la carne y matar siguiendo simbolismos y rituales, pero siempre habrá una gran diferencia entre los artistas de la sangre y el canibalismo y los seres como yo, ideólogos del Caos Reptante. Ellos son vitalistas y se ven con fuerzas para cumplir y experimentar sus deseos, anhelos y perversiones, yo y otros seres similares somos mejores, nos destruímos por dentro, porque nos angustia la enormidad que nos hipnotiza, llegamos a los abismos, cruzamos los horizontes infranqueables para los mortales prosaicos, creamos e imaginamos realidades mucho más horribles y sexuales, quizás no las experimentemos, pero es que somos los decadentes filósofos de la nueva civilización posthumana, somos los psicópatas y esquizofrénicos asesinos del calvario y el martirio, somos los filósofos y ellos son los pragmáticos que lo llevan a cabo...
Quizás mi aventura sea más peligrosa e inquisidora, quizás sufra más y ahora más que nunca, sólo la obsesión y el olvido me hacen refrenar mi sed de sangre, y pensar en los mundos exteriores, los seres divinos de las constelaciones que me esperan en sus naves de metal extraño y ansían que mi mente esté a su servicio...
Eros me ha atrapado, Venus me ha olvidado, Afrodita se ríe de mí.
Esa soledad, la molestia de los pensamientos de esos asesinos en serie desde la salida del útero, mis diatribas y mis autofelaciones hacen de mí un ser más solitario y profano para este mundo que no se acerca a la pureza de lo impuro y añejo de lo hablo e imagino.
Sólo pienso en destrozar la carne y matar siguiendo simbolismos y rituales, pero siempre habrá una gran diferencia entre los artistas de la sangre y el canibalismo y los seres como yo, ideólogos del Caos Reptante. Ellos son vitalistas y se ven con fuerzas para cumplir y experimentar sus deseos, anhelos y perversiones, yo y otros seres similares somos mejores, nos destruímos por dentro, porque nos angustia la enormidad que nos hipnotiza, llegamos a los abismos, cruzamos los horizontes infranqueables para los mortales prosaicos, creamos e imaginamos realidades mucho más horribles y sexuales, quizás no las experimentemos, pero es que somos los decadentes filósofos de la nueva civilización posthumana, somos los psicópatas y esquizofrénicos asesinos del calvario y el martirio, somos los filósofos y ellos son los pragmáticos que lo llevan a cabo...
Quizás mi aventura sea más peligrosa e inquisidora, quizás sufra más y ahora más que nunca, sólo la obsesión y el olvido me hacen refrenar mi sed de sangre, y pensar en los mundos exteriores, los seres divinos de las constelaciones que me esperan en sus naves de metal extraño y ansían que mi mente esté a su servicio...
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